jueves, 1 de mayo de 2008

El cometa de la muerte



Richard Ford, diseñador de páginas web en una empresa de Los Ángeles (California, EE UU), recibió en la noche el 25 de marzo de 1997 un paquete por mensajería. Contenía dos cintas de vídeo y una nota que decía: "Cuando leas esto, nos habremos despojado de nuestros contenedores". Contenedor era la palabra que los remitentes usaban para referirse al cuerpo. A la mañana siguiente, Ford entró en el despacho de su jefe, Nick Matzorkis, y le contó que una cuarentena de miembros de una secta a la que había pertenecido se habían suicidado. "Le pregunté si estaba seguro. Me dijo que al 100%", explicaba el empresario horas después en la CNN.

Los dos hombres viajaron en el Lexus de Matzorkis hasta Rancho Santa Fe, a dos horas de Los Ángeles y cerca de San Diego. Cuando llegaron a la mansión del grupo, el ex adepto, de 43 años, entró solo. "Lo han hecho", dijo al salir. "¿Qué?", le preguntó su compañero de viaje. "Han abandonado sus contenedores. Se han suicidado". La Policía encontró -tendidos en camas, colchones y sofás- los cuerpos de 39 personas vestidas de negro y con sudarios morados sobre el pecho y el rostro. Habían tomado un cóctel de fármacos dentro de un ritual para ascender a otro plano espiritual en la nave extraterrestre que, según ellos, viajaba oculta en la cola del cometa Hale-Bopp, el espectáculo celeste de 1997.

Una larga gestación
Una tragedia así puede repetirse en cualquier momento, a juicio de James R. Lewis, del Departamento de Filosofía y Estudios Religiosos de la Universidad de Wisconsin. Aunque las 21 mujeres y los 18 hombres de la Puerta del Cielo -como se llamaba la secta de Rancho Santa Fe- profesaban una ensalada de creencias típica del movimiento de la Nueva Era, el experto considera que la naturaleza del credo es algo secundario. "La clave son los factores psicológicos y sociológicos. Las características esenciales de un grupo suicida son: la intolerancia con las visiones disidentes, el compromiso total de los miembros; la exagerada paranoia sobre amenazas externas, el aislamiento del líder o del grupo respecto a los no creyentes, la salud del líder en declive o su creencia de que se está muriendo, la falta de un sucesor, y la convicción de que el grupo no tiene esperanzas de crecimiento futuro".

El final de Marshall Herff Applewhite (Spur, Texas, 1931), líder de la secta de la Puerta del Cielo, y los suyos conmocionó a la opinión pública estadounidense por ser el mayor suicidio en masa ocurrido en el país y algo que se había gestado durante décadas a la vista de todos. El detonante original de la tragedia fue el despido en 1970 de Applewhite como profesor de Música de la universidad católica de Santo Tomás, en Houston, por mantener relaciones sexuales con un alumno. La vida del hombre, que había cantado varias veces en la Gran Ópera de Houston -donde fue el estudiante Wagner en un Fausto protagonizado por Plácido Domingo-, se fue abajo.



Cayó en una depresión, empezó a escuchar voces y en 1972 ingresó en un psiquiátrico para que le curaran la homosexualidad. Allí conoció a una enfermera, Bonnie Lu Trousdale Nettles, que le introdujo en un nuevo universo de creencias. Era astróloga, pertenecía a la Sociedad Teosófica de Houston y participaba habitualmente en sesiones espiritistas. Applewhite abandonó a su esposa y sus dos hijos, y se unió a la enfermera. Platónicamente, porque él se sentía culpable de su homosexualidad y quería desarrollarse como persona sin el sexo, algo que luego exigió a sus adeptos: algunos de los hombres muertos en Rancho Santa Fe estaban castrados.
A mediados de los años 70 del siglo pasado, Applewhite y Nettles empezaron a ser conocidos como Bo y Peep, Do y Ti, o simplemente Los Dos. Con esos nombres se presentaban en las charlas sobre ovnis que daban, en las que explicaban que eran extraterrestres que, veinte años antes, se habían introducido en dos cuerpos humanos. El siguiente nivel de la evolución, el Cielo del Padre, era un paraíso al que se podía viajar en una nave espacial, según su doctrina cristiano-ufológica. Para ello, sus seguidores tenían, entre otras cosas, que convertirse en seres asexuales. Según el sociólogo Robert W. Balch, que se infiltró en el grupo, Bo y Peep llegaron a tener 200 correligionarios en sus mejores tiempos.

En la cola del Hale-Bopp
El grupo sobrevivió a la muerte de Nettles en 1985 a causa de un cáncer. En 1997, sus miembros -de entre 20 y 72 años- vivían de una empresa de servicios informáticos que diseñaba páginas web. Cuando el cometa Hale-Bopp apareció en el cielo, asumieron que, escondida en su cola, se acercaba la nave espacial en la que ascenderían. El astro fue visible a ojo desnudo durante dieciocho meses y en su máximo acercamiento a la Tierra, el 1 de abril de 1997, su brillo superó todas las previsiones. Seis días antes, Applewhite y sus seguidores decidieron quitarse la vida, desprenderse de sus contenedores para montar en la nave extraterrestre. Alan Hale, el astrónomo codescubridor del cuerpo celeste, había escrito meses antes del suicidio masivo un artículo sobre "La locura del cometa Hale-Bopp", en el que advertía del peligro de la amplia aceptación por el gran público de la idea del platillo volante y otras afirmaciones disparatadas.
"Recuerdo una conversación que tuve con otro astrónomo algún tiempo antes. Él dijo que probablemente habría suicidios en torno al Hale-Bopp, y yo estuve de acuerdo. Por eso el incidente de la Puerta del Cielo no me sorprendió tanto como a otros", explica Hale desde su oficina de Nuevo México. El astrónomo era ya famoso -había descubierto el cometa el 23 de julio de 1995- y la tragedia de Rancho Santa Fe le puso en el objetivo de los medios. Recuerda que recibió la noticia "con desesperación" y teme que las creencias de la Nueva Era se cobren en cualquier momento más víctimas.

"Hay demasiada gente muriendo y matando por sus ideas religiosas, sean las que sean, como para creer que este tipo de fenómenos va a desaparecer".
Tras el suicidio colectivo, varios periódicos y revistas estadounidense destacaron que el líder del grupo estaba muriéndose de cáncer, que le quedaban unos meses de vida y que ésa fue la razón de la tragedia. Los forenses no encontraron, sin embargo, ni rastro de cáncer cuando le practicaron la autopsia. Diez años después, hay vídeos de Applewhite colgados de Google Video y YouTube, y la web de la Puerta del Cielo sigue accesible, con textos que recogen lo que pensaban los miembros de la secta poco tiempo antes de acabar con sus vidas. Ahí puede leerse, por ejemplo, como estaban preparados para suicidarse si era necesario, como en septiembre de 1996 creían que el final estaba cerca y cuál era la apariencia de "un miembro del Reino del Cielo": la de un extraterrestre gris cabezón vestido con un mono al estilo de Star Trek.





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